miércoles, enero 06, 2010

Reyes y Magos

Ando Melancólico, teórico, disléxico, quimérico, esdrújulo.

Recuerdo que el cinco de Enero por la noche no dormíamos mi hermano Ignacio y yo. Todos nos mandaban a dormir temprano y apesar de que rogáramos porque no fuera así, nos íbamos a dormir a regañadientes, pero engañábamos a todos. Nos hacíamos los dormidos y en la oscuridad y el silencio, nos comunicábamos entre literas para bajar de madrugada a la sala, para ver si ya habían venido Los Reyes Magos y estaban nuestros juguetes bajo el árbol.

Simpre nos falló la estrategia de hacernos los dormidos. Bajábamos dos o tres veces y no había nada. Regresábamos a la cama tristes, aveces llorando porque pensábamos que no habían llegado y que esto era porque nos habíamos portado mal. Nunca supimos en realidad qué pasaba pero el caso es que Ignacio me despertaba gritando ¡ya llegaron!, y sí, nunca nos fallaron.


Quizás no nos traían exactamente lo que pedíamos pero en esos momentos no nos acordábamos de la carta, ni de hacer un reclamo siquiera. Íbamos de cama en cama mostrándoles a mis hermanos y papás, lo que nos habían traído. Despertábamos a todos y hacíamos un desmadre a pesar de que toda vía no amanecía, claro y para allá voy, El Cris siempre se hacía sentir: dejen de estar molestando pinches chamacos que no dejan dormir.

A la distancia, esta tradición me parece una crueldad para los padres que deben,(a parte de comprar juguetes cada vez más innecesarios por lo caro y sofisticados) cargar con la cuesta de Enero, pagando el reetiquetado de precios en la canasta básica, predial, tenencia, abonos y letras.

Sin embargo, hoy quiero darle las gracias a Mis Reyes y Magos (Alejandro y Sofía) por habernos hecho sentir amados y procurados cada 5 de Enero por la madrugada.

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