jueves, septiembre 05, 2013

Soñar

01:30
Esa fue la hora en la que desperté
el celular  borroso me lo dijo,
lo constató el  ventilador, el calor del verano.
Era una ciudad con mar,
llegamos manejando a la zona hotelera
nos instalamos
después salimos a una de las salas,
en el lobby. Había un evento,
ahí me enteré -por conocidos- que esta sería mi nueva casa
que mi trayectoria me había arrojado hasta aquí: una nueva
posibilidad donde volver a comenzar, seguir.
Aún no digería   la noticia cuando de la nada, a lo lejos,  saliste tú
te fuíste abriendo  paso  entre la gente,  te acercaste
nos reconocimos  y abrazamos
nuestras miradas
pasaron de la incredulidad al asombro
nos recorrimos de arriba  a abajo
como un scanner inspeccionamos  las viejas muecas, cicatrices,
arrugas, brazos, manos;
sí, eramos nosotros.
Nos  volvimos a abrazar
recuerdo que me dijiste que qué hacía ahí,
que en ese complejo trabajabas
y  radicabas  en esa ciudad hace un par de años.
No dejamos de mirarnos
más bien  yo no podía de mirar tu sonrisa
tu cabello
vestías  ropa fresca sin mangas color negro
te dije que  todo esto estaba  raro
que nunca creí en las casualidades
y que que  tú  y yo
reencontrándonos  en  esa ciudad  ajena
era sobrenatural
volviste a reír  y tan sólo dijiste:
 -pienso igual-
no hablamos más
te  tome del talle  y nos fuimos
por el pasillo hacía el interior
del edificio
ante el asoro de las personas que iban conmigo
que  no sabían ni  entendieron
quienes fuimos
quienes somos
y quienes seríamos  a partir de ese momento
en que el eterno infinito
venció  la probabilidad
de volver a estar lejos,
ahora felices.

Me dolió  el regreso
enfocar la vista
verificar el  celular-despertador
darme cuenta que estaba en mi habitación
de residente fronterizo
que apenas había dormido  un par de horas,
entonces decidí volver a hacerlo: soñar.




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