miércoles, agosto 31, 2011

domingo, agosto 21, 2011

ABB


Buenas noches a todos.



No quise hacer una nota emotiva, catártica, en la que terminas lamentando por qué el sol volvió a salir el 3 de Agosto y el mundo no colapsó por la partida de mi papá. Estas no son líneas en las que terminaré reclamando al cielo la indolencia de la gente que no sabe que tenemos una pena tan grande que no cabe en nosotros. No. Tampoco es eso.

Simplemente, quiero decirles cómo me gustaría que recordaran a Alejandro Bastida Belmont, mi padre, nuestro padre.

Sé que mi mamá, cada uno de mis hermanos, sobrinos, tíos, primos e incluso yernos y nueras, lo recuerdan de una manera particular, quizás cada uno de ellos tenga una anécdota o vivencia personal con él que los demás desconocemos. No se trata de compartir esas memorias porque no acabaríamos nunca.


No obstante, me gustaría que mientras se le da lectura a este breve texto, me presten su atención y mentalmente le agradezcan a Dios por haber puesto a mi papá en tu vida, así sea  incidentalmente, prometo ser breve:

Papá Alejandro fue el mejor ser humano que pudimos tener como padre.

En el encontrabas a un soldado de la vieja guardia, el era de esos guerreros de extinta estirpe que portaban al exterior una coraza de acero duro y frío, pero al interior del traje el corazón no le cabía en el pecho.

Fue un gran favorecido de Dios. Ya que permanentemente era prosperado gracias a su fe, y visión, pero sobre todo a su constancia al hacer bien las cosas.

Fue un hombre rico en integridad e iniciativa. No desperdiciaba las palabras, ni el tiempo, siempre tuvo ases bajo la manga, conejos en la chistera con los que terminaba sorprendiéndote. Era constantemente el primero en decir: qué y cómo enfrentar las adversidades, cuándo celebrar, por dónde abordar las cosas, siempre fue la primer mano de la obra.

Hombre generoso y solidario de tiempo completo. En caso de alguna contingencia,  podía ser tu soporte, una respuesta, guía de fácil acceso. Hizo y dio por nosotros mucho más de lo que quizás merecíamos y nunca pidió el reconocimiento privado por sus acciones, menos el público.

Así fue mi padre: un lobo estepario en lo social, pero amigo y compañero fiel, leal, disponible, hombre de una sola pieza para los que él estimaba.

Esposo y padre, responsable, amante de su esposa, hijos, nietos, señor de su casa. Cuando hubo que sacrificar lo personal lo hizo en silencio y por amor a su familia. Gracias a ese esfuerzo sus hijos pudimos prepararnos  para enfrentar la vida.

A pesar de que mi padre era nuestro timón, labró su propio camino. No le debe nada a nadie excepto a Dios. Insisto, fue un favorecido del Padre por su fe y disciplina. Fue un magnifico proveedor y logró todo lo que se propuso.

Mi papá nos legó su ejemplo de amor por los suyos, de trabajo, de responsabilidad, de constancia e integridad.

Así es como quiero que lo recuerden

Y mientras Dios pone a prueba nuestra fe en este difícil momento, a toda su familia nos toca honrarlo siendo un poco o un mucho como él.

Papá Alejandro: lo eras todo para nosotros. Te vamos a echar de menos. No obstante, puedes estar tranquilo, ya que que cumpliste tu objetivo en este viaje, porque estamos seguros que tu nombre está escrito en el Libro de la Vida.

Mi madre, mis hermanos y el resto de la familia, así como nuestros amigos y vecinos, en estos momentos te estamos recordando y no nos cansamos de agradecer a Dios  que el día 2 de Agosto  descendiste al sepulcro pero ascendiste a la casa del Padre y te reencontraste con tu hijo Cristobal, mis abuelos, tíos y el resto de la familia que ya partió.

A nombre de mi madre, mis hermanos y sus familias, les damos las gracias a todos ustedes por haber hecho este gran esfuerzo de acompañar a la Familia Bastida Lozano durante estos nueve días.


MBL
Tijuana, BC a 13 de Agosto del 2011

miércoles, agosto 10, 2011

ABB

Cuando la fe está  a prueba. Cuando  no tienes fuerzas y  sientes ese vacío, ese hueco  entre el  pecho y estómago. Recuerda lo que te enseñaron. Recuerda lo que has leído. Nada está fuera de control. Siempre hay un órden perfecto aún en estos momentos. El tiene el control.  A él  entrégale tu dolor.